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Otros cuentos del libro de Patronio

He aquí un cuento de mi invención tomando como modelo uno de los del libro de Patronio. Otros cuentos del libro de Patronio Era una mañana clara y fresca. El campo entero interpretaba la sinfonía de la primavera, y por entre las arrogantes flores abiertas caminaban el conde Lucanor y el criado de éste, Patronio. El conde andaba ese día algo taciturno, con la mirada perdida en las azules montañas de su propiedad. Patronio, habiéndose percatado de este comportamiento, preguntóle por la causa de su reserva. -    Decírtelo he, Patronio, puesto que este dilema mío lleva días devorando mi cabeza y no encuentro solución que darle. -    Hable sin miedo, mi señor, sabe usted que soy todo oídos y mi boca está sellada. -    Acontece, Patronio, que nos encontramos en el inicio de un conflicto entre nuestros dos condados vecinos, Polas y Trales. Otrero, el conde de Polas, ha encontrado provecho en desviar el río que discurría por las tierras de Trales para que lo haga ahora por las suyas

Poemas de la memoria: Mi vaquerillo

Para esta actividad que nos ha mandado Damián he tenido que hacer una llamada a mi abuela de Madrid, que se ha alegrado mucho de oírme y se ha acordado de un poema que de su infancia casi de inmediato. He aquí "Mi vaquerillo", de Jose María Gabriel y Galán: a falta de la voz de mi abuela, me temo que vais a tener que conformaros con la mía. Se puede escuchar aquí . He dormido esta noche en el monte con el niño que cuida mis vacas. En el valle tendió para ambos, el rapaz su raquítica manta ¡y se quiso quitar -¡pobrecillo!- su blusilla y hacerme almohada! Una noche solemne de junio, una noche de junio muy clara... Los valles dormían, los búhos cantaban, sonaba un cencerro; rumiaban las vacas..., y una luna de luz amorosa, presidiendo la atmósfera diáfana, inundaba los cielos tranquilos de dulzuras sedantes y cálidas. ¡Qué noches, qué noches! ¡Qué horas, qué auras! ¡Para hacerse de acero los cuerpos! ¡Para hacerse de oro las almas! P

Stonehenge: historia de una foto

La semana pasada algunos de nosotros estuvimos en Inglaterra, y en la parada que hicimos en nuestro viaje de Exmouth a Londres visitamos Stonehenge. Sólo tuvimos 20 minutos para contemplar ese enigma de 5.000 años, construido por nuestros antepasados fuera de toda lógica: está formado por monolitos de más de 50 toneladas provenientes de lugares a 20 y hasta 250 kilómetros de distancia. ¿Cómo pudieron cargar con ellas con los medios de los que disponían en aquella época (el Neolítico)? ¿Por qué se las trajeron de tan lejos, y de sitios tan diferentes? Y, lo más sorprendente de todo, nadie sabe aún para qué se usaba. Hay varias teorías que puede que estén cerca: pudo haber sido un templo, un monumento funerario, un observatorio astronómico de increíble precisión... Hoy en día está prohibido pasear entre las piedras; sólo puedes hacer un recorrido circular a su alrededor, aunque algunos ya se contentan con verlo de lejos. Me detuve en la parte del camino más cercana al monumento. E

Arabismos en la ciencia

    Los arabismos son palabras de una lengua derivadas del árabe. En nuestro idioma existen cerca de 4.000 arabismos, producto de una convivencia e intercambio cultural durante siglos entre árabes y españoles en nuestra Península. Estos 4.000 arabismos están esparcidos por muy diversos vocabularios, como el agrícola ( acequia , noria , alcachofa , azúcar , aceite , albaricoque ...), el bélico ( almirante , arsenal , alférez ...) y el del comercio ( aduana , tarifa , alfarero , tarea ...); entre muchos otros. Algunos nombres propios, como los ríos Guadalquivir, Guadalajara, Guadiana; la ciudad de Albacete, Murcia... son también arabismos. Igualmente encontramos arabismos cuando se habla de ciencia. Los árabes eran un pueblo muy culto que hizo grandes aportaciones en muchos campos científicos, no sólo con descubrimientos propios sino mayormente traduciendo, estudiando y desarrollando los conocimientos de otras culturas, como la egipcia, la hebrea, la griega, la hind