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Callejeros literarios

Tercer trimestre... ¡Cómo pasa el tiempo! Cuando volvimos a clase después de las (demasiado) cortas vacaciones de semana santa, pensé que a Aitor ya se le habían acabado las ideas para los proyectos, pero me volvió a sorprender con el original proyecto "Callejeros Literarios". Consistía en grabar un par de calles de Salobreña que tuvieran nombre de escritor o personaje literario, explicando quién era el escritor o personaje en cuestión y describiendo un poco la calle. Luego, a parte, debíamos entregarle por internet un mapa donde vinieran todas las calles con nombre de escritor o personaje literario de Salobreña (habría alrededor de 20) y, en otro documento, hacer una biografía de cada uno de ellos, añadiendo, además, las obras que había escrito y un pequeño fragmento de alguna de ellas, y la descripción de la calle.
Así dicho parece algo lioso y, en efecto, lo fue, y eso que Aitor no se cansó de hacernos esquemas en la pizarra digital para que lo entendiéramos. Al final, más pronto o más tarde, todos los grupos entregamos la asignación sobre el día 5 de este mes.
Para llevar a cabo el proyecto, debíamos formar grupos pequeños, de alrededor de cuatro personas. Yo me puse con Víctor y Carmen, y en seguida me di cuenta de lo fácil y cómodo que resulta trabajar en grupos tan pequeños; hay mucha más organización y no tienes que contar con tanta gente.
Primero buscamos las calles con nombre de escritor en un callejero de Salobreña, y nos las repartimos entre los tres para ir más rápido. Víctor tenía pocas porque tenía que editar el vídeo, y Carmen se las apañó para hacerlas todas en un par de días. Yo fui la que tardó más, porque, la verdad, no se me da muy bien resumir biografías tan largas como las de la Wikipedia. Lo que más me costó fue la descripción de las calles, porque sólo habíamos grabado tres o cuatro y el resto las tuve que buscar en google maps (no, decididamente el hombrecito naranja de los mapas y yo no nos llevamos bien).

La parte que más me gustó fue la de grabar las calles; ponerme delante de una cámara, no para hacer tonterías, sino para dar información seria, era algo que no había hecho nunca, y me pareció una experiencia muy curiosa e interesante. La verdad es que fue algo estresante (como se puede comprobar en el vídeo; parecía un manojo de nervios y no dejaba quietas las manos), porque no tenía ni idea de cómo hablar frente a una cámara y tardaba mucho en memorizar las frases que tenía que decir, pero para ser mi primera vez no estuvo mal, creo. Me lo pasé genial aquella tarde, entre entrevistas, personas molestas paseando por calles poco transitadas y el delicioso helado con el que culminamos la jornada.

Al final, con un poco de precipitación (porque casi cuando ya habíamos terminado Carmen descubrió máaaaas calles que se nos habían pasado; ejem ejem), entregamos por fin nuestro trabajo. Pero la peor parte de todas, y seguramente Carmen también lo verá así, fue exponer nuestro vídeo en clase; ¡menuda vergüenza pasamos! Bajo la (más o menos) atenta mirada de todos mis compañeros, mis tics y equivocaciones parecían mucho más graves y evidentes que cuando vi el vídeo sola. Normalmente, cuando muchas personas le prestan atención a lo que has hecho, te sientes insegura y dudas de tu propio trabajo, pero es normal; creo que, entre otras cosas, al exponer trabajos ante la clase aprendes a defender tus ideas, pero también a escuchar la opinión de otras personas y a mejorar.

Este ha sido un magnífico proyecto; ¿qué nos reservará Aitor para el próximo?

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