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La lectura...

Un libro... ¿Qué es un libro? No es simplemente una tapa dura con unas cuantas hojas pegadas, ni esa aburrida novela que te hacen leer en el colegio... Los libros son mundos, ideas, fantasías, ilusiones. Con  un libro puedes meterte en la piel de cualquier persona, espiar otras formas de vida, conocer otras realidades.

La lectura es mi puente hacia otros mundos, mi modo de escape de la realidad cuando se vuelve insoportable, mi compañera en las noches de insomnio, la única cosa capaz de quitarme la melancolía y hacerme sonreír de nuevo. Disfruto con cada libro, ya sea grande o pequeño, porque en realidad el tamaño no importa. Aún recuerdo las exclamaciones y las caras de asombro que ponían mis compañeros de primaria cuando llevaba el libro del Señor de los Anillos al colegio. Todos se asombraban de que pudiera leer "ese tocho" entero, pero a mí no me parecía tan gran hazaña. Yo tengo la teoría de que los libros son infinitos, pues, aunque te los termines, sus personajes siguen viviendo en tu mente, nunca te abandonan del todo. Cada libro que leo deja una marca en mi memoria, y les doy vueltas y vueltas, me los releo, pienso en sus frases, me enamoro de sus personajes... Sí, ¿por qué no? Muchas veces me he enamorado locamente de los personajes de algunos libros. De repente, sus nombres me suenan a gloria, y daría cualquier cosa por poder meterme en los libros para conocerlos mejor, para vivir junto a ellos. Eso es lo malo de los libros: que son pura fantasía, mundos imaginarios. Por eso, cuando te acabas uno, sientes ese vacío, esa tristeza al despedirte de sus personajes, esa desorientación al encontrarte, de golpe, en el mundo real.

Los libros que más me marcaron de pequeña fueron los de las Crónicas de Narnia; creo que fueron los primeros que me abrieron de verdad las puertas a ese fantástico mundo de la literatura. También recuerdo con especial cariño la trilogía La materia oscura, de Philip Pullman. Al leerla, me di cuenta de la de mundos y posibilidades que caben en un solo libro, y de la cantidad de emociones que pueden hacerte sentir unas simples letras impresas. En verano de 2010 conocí a mi alma gemela a través del libro La evolución de Calpurnia Tate, y teníamos tantísimas cosas en común (sobre todo, nuestra inmensa afición por los animales) que no puede dejar de pensar en ella en todo el verano; incluso intenté imitar los experimentos que hacía y la forma de vida que llevaba.

Sin embargo, a pesar de todo lo que "supuestamente" he leído, creo que en realidad no he descubierto aún la literatura buena de verdad; de chica me contentaba con cualquier cosa que cayera en mis manos, buena o mala, y últimamente no encuentro tiempo para leer. Una vez, en mi antiguo colegio, mi maestra nos hizo leer a todos una adaptación del Quijote de menos de cien páginas. Detesto las adaptaciones; son un basto resumen de libros maravillosos que simplemente no puedes leer con cierta edad. ¿Por qué no esperan a que alcancemos esa edad, a que podamos comprender su vocabulario y las ideas que quiere transmitir? ¿Por qué se empeñan en destrozárnoslo, haciendo que se nos quiten las ganas de leerlo? El placer de la lectura es algo que tienes que descubrir por ti mismo; hasta que no lo encuentres, por muchas cosas que te manden hojear, no entenderás lo que es de verdad leer un libro.

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