Ir al contenido principal

Historia de Gloria

Hoy, en clase de Lengua nos han mandado hacer una historia a partir de unas viñetas en las que se ve a un muñeco realizando acciones. Dijo que la teníamos que colgar en nuestro blog, así que... ésta es la que he hecho yo.

Cuando el Sol se asomó por encima del castillo, Gloria ya estaba escribiendo. No terminaba nunca esa novela. Le gustaba mucho, era lo mejor que había escrito hasta el momento. Sus editores creían que se extendía demasiado, que podía aburrir a los lectores. Sin embargo, Gloria no sabía de dónde recortar. ¿Qué sobraba? ¿Cómo finalizar la novela sin "enrollarse" tanto? 

Hacia el mediodía, decidió hacer un alto y aprovechar para salir a comprar algunas cosas. Hizo la compra, preparó la comida, escuchó la radio y comió casi sin darse cuenta, pues seguía abstraída en su novela.

 Después siguió escribiendo, sin avanzar, indecisa, hasta que, agobiada, decidió salir a la calle. Caminó entre los árboles del paseo, pensando en una parte de su novela que se desarrollaba en un bosque. ¿Debería resumir también esa parte? Estaba claro que sí. Era una de las más pesadas, con una descripción demasiado extensa sobre lo que el bosque significaba para el protagonista. Pero ella no quería cambiarlo. Había descrito el bosque tal y como lo sentía, y quería que sus lectores vieran lo que era para ella: un espacio de paz, de vida, de secretos, murmullos y placeres, un lugar donde cada día se desarrollaban mil y una historias; un lugar mágico para soñar.

Salió del parque y buscó una cafetería para tomar algo. Mientras esperaba su pedido en una mesa, notó que un chico apoyado en la barra la observaba. Al poco rato, él se acercó a su mesa y le preguntó si podía sentarse a su lado. El chico explicó que le había llamado la atención que una chica tan bonita como ella se sentara sola en la mesa. Gloria se quedó sorprendida. Hacía tiempo que nadie se interesaba por ella, y miró al chico con simpatía. Él le preguntó por las cosas que más le gustaban y qué solía hacer en su tiempo libre.

Al intentar responder estas dos sencillas preguntas sobre ella misma, Gloria se dio cuenta de que no hacía otra cosa que escribir su novela. Vivía inmersa en el mundo que había creado, con personajes, hechos y lugares imaginarios, en vez de vivir la vida real, en la que no es tan fácil desenvolverse.

Quedó con el chico para otro día y se fue, ya de noche, a su casa. Se metió en la cama y se durmió, dispuesta a despertar de verdad al día siguiente.

A escribir la historia de Gloria.

Comentarios