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Un nuevo continente

Localización: Norte del Océano Pacífico.

Extensión: 3,4 MILLONES de kilómetros cuadrados (el equivalente a 7 Españas).

Peso: 3,5 millones de TONELADAS. Y NO DEJA DE CRECER.

Nombres que recibe:"Gran parche de basura del Pacífico", "Gran isla de basura", "Gran sopa de plástico", "Séptimo continente".
Formado por: 
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BASURA!!!!!!!!!!


Así es. El nuevo continente no está hecho de montañas, colinas, bosques, ríos, lagos... Es, simplemente, una enorme superficie formada por todos lo que nosotros desperdiciamos y tiramos al mar.
Cada año se arrojan al mar más de 6 millones de toneladas de basura. Impresionante, ¿verdad? Pues, ¿por qué no dejamos de hacerlo?

Los materiales que forman este séptimo continente son muy, muy, variados: bolsas de plástico, redes de pesca, juguetes, productos industriales, botellas, envases de jabones, desodorantes, boyas, cepillos de dientes, bombillas, bolígrafos, objetos procedentes de alcantarillas, millones de pequeñísimas piezas de plástico del tamaño de un grano de arroz... Y un largo, larguísimo, etc. Todos estos objetos podrían haber sido reciclados o, al menos, depositados en vertederos controlados, pero se decidió hacer lo más fácil: tirarlos al mar.

Todos los residuos que se arrojan en la orilla o en alta mar son arrastrados por las corrientes marinas, se juntan y forman grandes masas amorfas. Porque este continente no ha sido el único que se ha formado; ya existen otras "islas" de desperdicios que, aunque no son tan grandes, están creciendo a una velocidad constante.


Pero, ¿cuál es la solución? ¿Qué podemos hacer para que esto cambie?
Los expertos dicen que el problema es de tales dimensiones que no es posible borrar estas manchas vergonzosas de nuestros océanos, pero sí podemos limitar el consumo de plásticos e intentar no arrojar basura al mar. Porque todo esto nos afecta, a nosotros y a los demás seres vivos que habitan en la Tierra:

Los efectos de esta acumulación de basura son devastadores. Ya se perciben en las especies marinas: el 35% de la vida que se desarrolla en esos apartados lugares ya está contaminada. Además, muchas aves están muriendo al ingerir algún deshecho que les haya llamado la atención, por no contar a las miles de ballenas y tortugas que quedan atrapadas entre los escombros.

Por último, hay que tener en cuenta que los peces y otros animales marinos de los que nos alimentamos también ingieren plásticos, cosa que nos afectaría de una manera más directa. 
Pues sí: al final, nosotros mismos ingerimos lo que tiramos al mar.






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